¿Alta cultura o cultura
de masas?
¿Hay o no autonomía en la cultura respecto a la
sociedad moderna? es una cuestión que Adorno y Horkheimer se plantean. Estos
dos teóricos pertenecientes a la escuela de Frankfurt reflexionan sobre la
situación del individuo dentro de la cultura, entendiendo “que la manipulación
técnica de unas formas masivas difería radicalmente del modo en el que el
artista manipulaba la materia prima según un principio intrínseco a la obra.
Los teóricos diferenciaron el estilo
genuino de un Arte con mayúsculas del estilo artificial de la cultura de masas.”
(p. 108). Se dan cuenta de que en la economía capitalista vemos involucrados
aspectos como: la relación individuo y capital, producción en serie, la
separación de naturaleza y el hombre, fábricas, y ligado a esto la producción
cultural. La conexión entre cultura- economía o economía – cultura cada vez se
van volviendo más estrecha.
Emplearon
el término «industria cultural» para definir la estandarización y reiteración
de objetos fabricados con el fin de maximizar beneficios. Las industrias
culturales están ligadas a la industrialización que nace cuando el capitalismo
se desarrolla de tal manera que se genera una producción masiva de mercancías,
más específicamente se considera al arte como mercancía. La obra se anula y el
producto es lo que importa, el arte ya no es ‘arte’ pasa a ser una mercancía
más. La obra ya no posee cualidades estéticas sólo posee un valor en función de
su capacidad para generar beneficios, es decir, un valor comercial.
En este sentido lo que propone la cultura de
masas es la serialización (del arte) y masificación (del sujeto) el primer
término se refiere a la producción en serie de la mercancía propia del
capitalismo que favorecida por la publicidad vuelve una necesidad para la
sociedad el consumo de objetos culturales. El segundo término se alude a la
estandarización del gusto de los individuos por un producto o productos en
específico, por ejemplo, determinado objeto (cultural o artístico) se vuelve
popular entre la población esta popularidad será la causa de que el consumo de
este objeto sea altísimo. La cultura de masas es esencialmente una cultura
alienante en la que el sujeto ya no posee individualidad, se vuelve indiferente
y se pierde dentro de la masa en donde no hay distinción sólo homogeneidad. Los
valores que prevalecen son ideológicos como el enriquecimiento cultural (entendido
como la posesión al por mayor de objetos culturales) o el de utilidad los demás
valores quedan por fuera.
El individuo alienado pierde su capacidad de
reflexión en vez de haber alcanzado su libertad y racionalidad está condenado a
seguir lo valores y órdenes impuestos por un sistema capitalista en la vida
social por estas razones los teóricos de la Escuela Frankfurt veían de forma
negativa la cultura de masas. El sujeto acepta los procesos de dominación (nuevas
formas de control) y se identifica de una manera ciega con los modelos que el
sistema propone porque ‘aparentemente’ le están proporcionando mejoras en las
condiciones de vida (el goce es adaptado y regulado) pero en realidad lo que estás
supuestas mejoras están provocando es que él, creyendo que está progresando
borre de su conciencia la idea de ser un sujeto alienado y con ello también el
deseo de liberarse.
Revisado.
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